La muchacha creyó ver algo. Hizo un esfuerzo y se concentró un poco
más con la esperanza de descubrir qué podía ser. No, no era algo. Era alguien.
Y no uno, sino varios. Viajaban juntos. «¿Un grupo? Quizá si…». Dudaba qué
hacer. Quería hablar con ellos, averiguar quiénes eran y cómo podían ayudarla, pero también temía que le ocasionaran problemas.